En el clamor del alma, los pensamientos vuelan en el viento y se dirigen hasta unas alturas más allá de lo descrito, puedo sentir tanta dicha, tanto calor en mi cuerpo, el palpitar en mis venas, el recorrer de la sed calmada. Muchas cosas pasaron y ahora en este instante se ha detenido todo, sin cambiar el caminar, es cuando se fortalece el corazón. Un respirar en lo profundo del pecho, los pulmones se acrecientan y ese algo tan indescriptible enrojece mis mejillas. Podré decirlo algún día, tal vez no con palabras, sin embargo escribo lo poco que puedo narrar, de esta sensación tan real que está sucediendo en este momento.
Para que decirlo a los cuatro vientos, si en tan sólo un momento puedo sentirlo plenamente. Mi vida está donde deseo, existo y doy inmensas gracias a mi Señor, por todo lo recibido. Lo que realmente está es lo que importa y seguiré enriqueciendo mi ser en esa bella sensación y melodía del vivir. A: JESÚS.